A finales del SXIX, y principalmente a inicios del SXX, los ciudadanos de Barcelona de clase trabajadora que vivían en el Poble Sec, y en Sants, pasaban los días festivos -hay que recordar que los trabajadores se pasaban 12 horas en las fábricas, y solo el domingo disfrutaban de fiesta- en las fuentes de agua para ir a merendar. Era muy típico, ir a beber agua en las fuentes, teniendo en cuenta que en las casas no había agua corriente.
Montjuïc, por su proximidad, y aun no estaba urbanizado, era punto de encuentro para las familias, comiendo, charlando, paseando o bailando.
Ahora, el icónico restaurante ubicado en Montjuïc reabre sus puertas reivindicando la naturaleza de las fontades, estos encuentros alrededor de una fuente que reunían a vecinos, amigos y también desconocidos.
El Grupo Confitería ha sido el encargado de devolver a la vida el emblemático establecimiento, cerrado desde hace cuatro años a raíz de la pandemia. El grupo, especializado en locales de restauración históricos y en la coctelería, ha convertido el edificio modernista de Puig i Cadafalch en un espacio en el que la música, la gastronomía y la cultura popular irán de la mano.
La Font del Gat se suma a los locales de Grup Confiteria, que en su década de trayectoria ha adquirido y reformado 25 restaurantes y coctelerías históricas, entre ellas la Paradiso, reconocida como una de las mejores coctelerías del mundo.
Los platos que se servirán pretenden regresar a esos encuentros alrededor de la fuente y del fuego. Espetos de carne, pescados y verduras cocinados a la brasa; arroces preparados por chefs invitados y una carta regular con platos típicos como las croquetas, la coca de recapte y la ensaladilla rusa. Así, la nueva propuesta se propone respetar absolutamente el espíritu popular que destila el espacio.
El histórico enclave popularizó una canción:
Baixant per la Fon del Gat una noia, una noia,
baixant per la Font del Gat una noia i un soldat.
Pregunteu-li com es diu, Marieta, Marieta…


